• La pertinaz sequía que nos azota hace que estos ecosistemas presenten un aspecto inusual para la época del año en la que nos encontramos.

Flamencos sobrevolando la laguna de Los Tollos

Si bien es cierto que los humedales mediterráneos y los organismos que los habitan están adaptados a las sequías cíclicas, el aumento de la frecuencia y la duración de estas ponen en peligro la conservación de estos valiosos ecosistemas.

Factores como el creciente calentamiento global unido a la extracción excesiva de recursos hídricos de los acuíferos y al embalsamiento de arroyos que las nutrían debido, principalmente, al aumento de la agricultura intensiva, están propiciando que los periodos en los que los humedales están secos sean cada vez más frecuentes y extensos.

En condiciones normales que un humedal de nuestra zona se seque no tiene por qué ser negativo, es más, con frecuencia ello conlleva efectos positivos como el aumento de la productividad, debido a la mineralización de la materia orgánica, o la desaparición de especies invasoras que no están adaptadas a cambios tan drásticos.

La Reserva Natural Laguna de Medina es un claro ejemplo de este último supuesto. El hecho de haberse secado ha tenido un efecto muy positivo al haber desaparecido la invasión de carpas que durante años ha disminuido considerablemente la biodiversidad de este espacio al depredar, éstas, plantas y animales autóctonos que a su vez servían de alimento a otras muchas especies, algunas de ellas en peligro de extinción.

Un caso paradigmático de humedal afectado por los impactos negativos anteriormente mencionados, además de otros, lo encontramos en la Laguna de Los Tollos. La que fue una de las mayores lagunas de Andalucía fue degradada durante décadas por la actividad de una cantera que, de forma totalmente impune, destrozó un humedal de gran valor.

La presión ejercida por Ecologistas en Acción de Jerez y otras organizaciones sociales logró que la Administración, después de años de inacción, clausurase la explotación y solicitara un programa europeo que financiara la recuperación de la laguna. En 2015 después de invertir 8 millones de euros se consiguió devolver a este espacio un aspecto parecido al que tuvo hace años. A pesar de ello este ecosistema no ha recuperado su esplendor debido, entre otras cuestiones, a que no llegan los esperados aportes hídricos. El embalsamiento de un arroyo que desaguaba en la laguna, la extracción de agua en los pozos ilegales excavados en las parcelas ocupadas, también ilegalmente, en la cercana cañada dela Divisoria y de las Ventas, unida a la afección del acuífero por una cercana cantera y a la prolongada sequía están retrasando que podamos volver a disfrutar de este magnífico ecosistema.

Aves en la parte no dañada de la laguna Los Tollos

Por si todo esto fuese poco, una nueva amenaza se cierne sobre nuestros humedales: la proliferación de explotaciones eólicas y fotovoltaicas. Lagunas cómo la de El Gato ubicada en la finca Cuartillos, en las proximidades de Jerez, están siendo rodeadas por miles de placas fotovoltaicas que alteran gravemente el paisaje y causan mortandades de aves acuáticas al chocar estas con los tendidos eléctricos que evacuan la electricidad que producen estas explotaciones.

Desde Ecologistas en Acción, en el día de los humedales, queremos hacer un llamamiento a la sociedad en general y a la Administración en particular para que se trabaje en garantizar la conservación de estos ecosistemas cruciales en cuestiones tan importantes como la lucha contra la emergencia climática, la preservación de la biodiversidad, la creación de nuevas actividades económicas o la protección de nuestros paisajes.

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