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No al proyecto continuista del transporte público en Alicante

Acabado el largo plazo de 50 años de la contrata anterior se podría esperar un proyecto que contemplara aspectos ambientales en una situación de emergencia climática. Pero no es así.

Línea de autobús urbano de Alicante

En primer lugar, el proyecto carece de un análisis y diagnóstico de la actual situación de la red de transporte público y de la movilidad, en la ciudad de Alicante y área metropolitana. Sin embargo, un buen diagnóstico es el primer y necesario paso para plantear y articular objetivos coherentes que permitan desarrollar, mejorar y fomentar el uso del transporte público municipal. Por ejemplo, una característica de la movilidad en Alicante según el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) es la baja participación, un 10 %, del transporte público en el acceso al puesto de trabajo, frente al 70 % de los viajes en coche, y este gran problema no es tratado, o de manera muy insuficiente, por el proyecto, lo cual choca frontalmente con el planteamiento del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC).

De hecho, el proyecto ignora los objetivos del PNIEC en cuanto a la reducción de emisión de los gases de efecto invernadero (GEI), haciendo caso omiso de la actual situación de emergencia climática, y por consiguiente del concepto de movilidad sostenible. Para suplir esta importante carencia, debería realizarse una cuantificación y diagnóstico de las emisiones del actual sistema de transporte público y formular acciones y objetivos, para su reducción dentro de una política de movilidad sostenible. Según el PNIEC, el sector de la movilidad-transporte aportó en el año 2017 el 26 % de las emisiones de GEI en el Estado español, y habría que alcanzar una reducción del 33 % en el horizonte de 2030. La fuerza motriz impulsora de la descarbonización del sector será aparte del cambio modal (aumento del uso del transporte público y modos de movilidad sostenible como la bicicleta y el peatonal), la presencia de energías renovables en la movilidad-transporte por medio de la electrificación y el uso de biocarburantes avanzados.

La tercera alegación recuerda las obligaciones europeas que se han de tener en cuenta para la renovación de la flota de autobuses en Alicante, y que el proyecto ignora. En efecto, según las directivas europeas, entre 2021 y 2025 el 45 % de los vehículos de transporte público serán limpios de emisiones de carbono, y de ellos el 50 % eléctricos, y del 2026 al 2030, el 65 % de los vehículos serán limpios de emisiones de carbono, el 50 % de ellos eléctricos. Sin embargo, el proyecto no contempla la compra de vehículos eléctricos de emisión cero, tan solo prevé una renovación de 30 autobuses, de un total de 68 vehículos, que corresponden a la tecnología de motorización híbrida no enchufable, la cual no es considerada como “limpia” por las directivas europeas.

Además, el proyecto carece de un plan de fomento de la demanda, necesario para resolver la problemática de la actual infrautilización del transporte público. Para ello, se deberían contemplar una serie de medidas que elevaran la calidad del transporte público, entre las cuales destacaría la elevación de la velocidad comercial del mismo. Esto supondría otorgar la preferencia al transporte público mediante, entre otras medidas: bandas separadas del espacio viario como el carril bus y la plataforma reservada, el aumento de las frecuencias de paso, el aumento de la extensión de la red o la instauración de un verdadero tráfico calmado, que no supere los 30 km de velocidad para los automóviles. De forma paralela, el proyecto debería contemplar una serie de medidas para disuadir el uso del vehículo privado, como el cierre de zonas, vías, y bandas viarias al tráfico privado, y la instauración de zonas de bajas emisiones, entre otras, que están ausentes del proyecto.

Si lo que se pretende conseguir, al fin y al cabo, es un cambio en la conducta de los ciudadanos a la hora de desplazarse, es evidente que no basta con articular un proyecto de renovación del transporte público, sino que es necesario establecer un plan de comunicación para promocionar entre la ciudadanía los modos más eficientes desde una perspectiva energética y medioambiental, y los modos públicos frente a los privados. El proyecto no prevé ninguna actuación en este sentido.

Líneas de autobus interurbano que conecta Alicante con otros municipios

Otra incoherencia del proyecto es que no adopta una perspectiva necesariamente más amplia: la escala metropolitana, ignorando la gran cantidad de desplazamientos efectuados entre Alicante y los municipios vecinos. Por tanto, debería realizarse un diagnóstico actualizado y posterior diseño del transporte público municipal como elemento integrante del sistema de Transporte Alicante Metropolitano (TAM), creando una realidad urbana coherente que contemple la realidad social, medioambiental y física y articule los límites municipales con Sant Vicent del Raspeig, Sant Joan d’Alacant, Mutxamel y El Campello. Dicha articulación precisa de medidas como la intermodalidad con líneas de tranvía y de bus de las áreas municipal y metropolitana o la posibilidad de que se pueda introducir la bicicleta en los autobuses, como se hace en el tranvía TRAM, así como la disposición de aparca-bicis en las proximidades de las paradas del autobús.

La ciudad de Alicante necesita un proyecto de transporte público pensado, razonable, que parta de un estado de la cuestión real y esté al servicio los objetivos ambientales, y no un proyecto continuista y falto de consideraciones ambientales que nos propone el Ayuntamiento.

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