Soria y Zaragoza: denunciamos vertido de lácteos en embalse El Val

Desde hace varios días se están produciendo nuevos vertidos de residuos lácteos al embalse más contaminado de la Cuenca del Ebro a pesar de las aparentes medidas de vigilancia de las administraciones, que una vez más muestran su incapacidad.
En el somontano soriano del Moncayo, y más en concreto en Ólvega, se han instalado con apoyo público una serie de empresas que se han caracterizado por el gran consumo de agua y también por sus problemas de contaminación tóxica o por sus vertidos altamente contaminantes.
En el Moncayo hay tensiones sociales y territoriales por la implantación de actividades económicas grandes consumidoras de agua que buscan administraciones dóciles con escasas exigencias administrativas y ambientales.

Desde hace unos días la depuradora de aguas residuales de Ólvega y Ágreda (Soria) está de nuevo vertiendo aguas contaminadas con altas concentraciones de residuos lácteos al río Val, el cual vuelve a ser un río muerto desde el punto de vertido hasta su desembocadura en el Embalse de El Val (Los Fayos -Zaragoza-). Embalse que está dentro de la Red Natura 2000 como ZEPA, lo cual no ha evitado que se haya contaminado en tal grado que ha sido calificado por la propia Confederación del Ebro (CHE) como el más contaminado de toda la Cuenca del Ebro.

Estos vertidos no son nuevos, fueron constantes y continuos desde mediados del año 2017 hasta principios del 2019. En aquella ocasión las denuncias y persistencia de Ecologistas en Acción consiguió que el Ayuntamiento de Ólvega, como titular del colector de aguas residuales que recogía los vertidos ilegales de la fábrica de quesos Saiona S.L., fuera sancionado con 86.247 €. Curiosamente esta quesería comenzó su actividad sin que se le exigiese una depuradora propia, ya que decía que los residuos de sueros lácteos se los iba a llevar en camiones cisterna. Algo que como se ha comprobado no hizo. Está empresa está vinculada a la cooperativa Valle de Odieta, que es a su vez, la promotora de la Macrovaquería de Noviercas.

El origen de los vertidos que se informan ahora es presuntamente la misma empresa quesera que ha pasado a llamarse Ólvega Lácteos Naturales SL.

Pero la historia de vertidos conocidos al río Val, y cuya sanción se haya hecho pública, se retrotrae a unos vertidos tóxicos de la empresa Distiller del año 2012. Empresa de tratamiento de residuos tóxicos que recientemente ha aparecido en la cartografía de la CHE, en su apartado de “presiones, suelos contaminados de forma puntual” como con suelos contaminados por hidrocarburos y otras sustancias tóxicas. Contaminación que está siendo objeto de acciones judiciales penales.

La Depuradora de Ágreda y Ólvega se inauguró en el año 2010, nunca ha funcionado bien y ha sido la principal causa de que el embalse de El Val sea el más contaminado del Ebro. Ya sea por el defectuoso diseño de los colectores, por el desinterés de los ayuntamientos por solucionarlo o por recibir durante años vertidos industriales indebidos. Estos últimos vertidos dieron lugar a una sanción irrisoria de 2000 € en el año 2017 por parte de la CHE a los dos ayuntamientos.

La grave situación del Embalse de El Val no ha mejorado a pesar de las medidas de control adoptadas por la CHE y de recibir agua trasvasada y supuestamente limpia del río Queiles. Hay que decir que este río tiene en Vozmediano uno de los nacimientos más caudalosos de toda Europa y que alimenta a escasos metros de él una gran piscifactoría que usa gran parte del agua de su manantial y vierte al cauce el agua de esa explotación.

La CHE es perfecta conocedora de las características de estos recientes vertidos, de su origen y de los periodos en que se producen. Para ello tiene una serie de sensores cerca del desagüe de la Depuradora y también en la confluencia del río con el embalse de El Val. Curiosamente a pesar de ser conocedora en tiempo real, no ha adoptado medidas eficaces para detener estos últimos vertidos que por lo visto se llevan produciendo desde hace aproximadamente una semana.

La CHE también tiene instalada una sonda en el embalse de El Val que registra varios parámetros que indican las variaciones limnológicas y de calidad del agua. Uno de esos parámetros en la turbidez, la cual el día 28 de diciembre era de 0,5 NTU (unidad nefelométrica de turbidez), en superficie y 1,4 NTU en el fondo mientras el día 9 de enero la turbidez era 28,1 NTU en superficie y 44,5 NTU en el fondo. Tal variación de turbidez coincide con los actuales vertidos lácteos de la depuradora de Ágreda-Ólvega. Estos datos son públicos y están disponibles en la web de la CHE.

El agua del Moncayo, además de verse afectada por estos vertidos industriales, se ve sometida a la presión de una explotación minera en Borobia con varias irregularidades y expedientes sancionadores de la CHE, por la pretensión del Ayuntamiento de Ólvega de apropiarse de las aguas de pequeños pueblos de la vertiente del Duero, por captaciones de agua que están sobreexplotando los acuíferos, por la contaminación por nitratos agrícolas y ganaderos (la comarca está declarada Zona Vulnerable) y también por el proyecto de Macrovaquería de Noviercas que está utilizando apoyos políticos y económicos para doblegar la negativa de la Confederación del Duero a otorgarle 0,7 hectómetros del acuífero del Araviana (Cuenca del Duero) que está conectado con la cuenca del Aranda (Cuenca del Ebro).

En este estado de cosas es perfectamente exigible a ambos organismos de cuenca que tomen medidas contundentes en la gestión de las masas de agua de esta zona geográfica que nutren a tres comunidades autónomas y que todavía están lejos de gozar del buen estado que la normativa exige. De igual forma es exigible de las Confederaciones Hidrográficas y de las Comunidades Autónomas que, ante la situación que se percibe en todo el estado en torno a las grandes instalaciones ganaderas, avancen hacia la sostenibilidad de la agroganadería frente a los grandes proyectos intensivos que, como la experiencia ha demostrado, son incompatibles con el buen estado medioambiental y el equilibrio social.