- Ecologistas en Acción se suma a las manifestaciones pacifistas convocadas en el aniversario de la invasión de Ucrania en bastantes ciudades de nuestro país, y también de otros países de la UE, para denunciar la escalada bélica.
Transcurrido un año desde el comienzo de la invasión de Ucrania por las tropas rusas, el
sufrimiento, la devastación y la muerte acompañan a esta guerra terrible. No dudamos de la
responsabilidad rusa en el desencadenamiento de las hostilidades bélicas, pero no podemos
dejar de denunciar también los intereses armamentísticos y geoestratégicos occidentales que
están detrás del mantenimiento del conflicto armado en Ucrania. Por eso gritamos “Ni Putin,
ni Otan”, exigiendo el fin de la agresión y el inicio de negociaciones para poner fin a la escalada
bélica y poder alcanzar un acuerdo basado en la paz y en la seguridad para todas las partes
concernidas.
Continuar con la escalada armamentística aleja la posibilidad del fin de las hostilidades,
alimenta más el odio, multiplica el número de víctimas y genera riesgos inaceptables de
enfrentamiento armado entre las potencias implicadas. Por ello, denunciamos el alineamiento
belicista de las autoridades españolas y europeas, un ardor guerrero indecente que nos
arrastra a escenarios alejados del respeto al derecho internacional y a la coexistencia pacífica
de pueblos y naciones.
Es imprescindible detener esta guerra, iniciando un alto el fuego que dé paso a un armisticio
con el que los países directamente afectados, Ucrania y Rusia, puedan y deban dirimir sus
conflictos por vías pacíficas.
Lamentablemente esta guerra, aunque sea la que nos pone más al borde del uso de armas
nucleares, no es la única en el mundo, ni siquiera es la que hasta ahora ha provocado más
victimas. Y todas son alentadas por los mismos intereses de la poderosa industria militar.
Las guerras desestabilizan sociedades enteras, desplazan a personas de sus hogares y
provocan la destrucción de ciudades y también de hábitats naturales. Son además una
importante fuente de contaminación por las emisiones de gases de efecto invernadero y el
impacto, sobre el terreno y depósitos de agua, de los residuos de las armas utilizadas.
Toda la ciudadanía debe movilizarse, al igual que hicimos contra la guerra de Irak, por la
construcción de la paz en el mundo, exigiendo a los mandatarios que trabajen por las
negociaciones y el respeto a los acuerdos y dejen de alimentar el combustible bélico.
Poner fin a todas las guerras es un deber moral, además de un compromiso con la vida, con el
medio ambiente y con el planeta; engordar los suministros de armas es una barbaridad, nos
aleja de la solución y crea escenarios de resentimiento del todo incontrolables. Solo la
movilización de la ciudadanía puede hacer llegar este mensaje de paz, justicia y solidaridad. La
guerra es el problema, la paz es la solución.
MANIFIESTO: PAREMOS LAS GUERRAS
Desde la ciudadanía andaluza rechazamos las guerras como forma de resolver cualquier conflicto. Nos oponemos a todas las guerras del planeta, algunas de las cuales han ocasionado centenares de miles de víctimas. En cuanto al conflicto de Ucrania, nos oponemos tanto a la agresión rusa como al expansionismo de la OTAN. Denunciamos la política armamentista y militarista promovida por los gobiernos de Rusia, Estados Unidos, Ucrania y los Europeos.
Nos solidarizamos con el pueblo trabajador ucraniano que sufre a un lado y al otro del frente.
Simpatizamos con las mujeres y hombres que en Rusia y en el resto de Europa rechazan la guerra.
Las decisiones que están tomando nuestros gobernantes están agravando el conflicto al enviar armas y más armas a Ucrania. Esto nos acerca progresivamente a un enfrentamiento militar directo entre la OTAN y Rusia, lo cual nos situaría a las puertas de un posible enfrentamiento nuclear.
Esta, como todas las guerras, supone un impresionante negocio capitalista donde los pueblos ponemos los muertos y pagamos la guerra mientras los magnates rusos, estadounidenses o europeos amasan fortunas, mientras se promueve el militarismo y el autoritarismo.
Por otro lado, la actual guerra ya está teniendo un brutal impacto, especialmente, en los compromisos de protección climática europeos y en las condiciones de vida y de trabajo de las clases populares.
Tampoco se puede olvidar que en todas las guerras el cuerpo de las mujeres es el primer territorio de conquista a ser ocupado y violentado. Las expulsiones, los secuestros y las violaciones contra las mujeres y niñas constituyen estrategias bélicas para sumisión de los pueblos.
La única salida favorable para las clases populares es parar la guerra y alcanzar un amplio acuerdo de convivencia en Europa que dé garantías de seguridad a las partes en conflicto y propicie la desnuclearización y desmilitarización de Centro Europa, retomando los acuerdos de reducción de armamento nuclear.
Andalucía es tierra de Paz a pesar de que en nuestro suelo nos impusieron bases como las de Rota, Morón, Gibraltar o Viator. Nos solidarizamos con las personas refugiadas y desertoras de uno u otro bando, al igual que con otras personas refugiadas. En Andalucía se dio un importante movimiento contra la OTAN, una amplia oposición a la invasión de Irak o un movimiento de objeción e insumisión al ejército y al militarismo. Pero no podemos pararnos ahí.
Tenemos que forzar a nuestros gobiernos a trabajar por la paz y contra las guerras mediante la movilización social. Solo si conseguimos que centenares de miles de personas ocupen las calles de Europa protestando “Contra las guerras”, el “Cambio climático” y los “Recortes Sociales”, podremos evitar el desastre infinito de otra gran guerra y el retorno de la ideología militarista-fascista.
NO A LAS GUERRAS
ALTO EL FUEGO
DESMILITARIZACION Y DESNUCLEARIZACION DE EUROPA
NO AL GASTO MILITAR, SÍ AL GASTO SOCIAL
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