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Reclaman el cierre de las centrales nucleares y un nuevo modelo energético

  • Ecologistas en Acción de Extremadura recuerda que los efectos del accidente de Fukushima continúan activos diez años después.
  • La organización sigue exigiendo el cierre de la central nuclear de Almaraz y que no se socialice la gestión de los residuos radioactivos procedentes de las centrales de todo el Estado.

Ecologistas en Acción de Extremadura sigue exigiendo el cierre de la central nuclear de Almaraz y de todas las centrales nucleares del Estado en el 10º aniversario del accidente nuclear de Fukushima. La organización ecologista quiere hacer patente que, este año, el gobierno de Japón tiene previsto el vertido de 1,24 millones de toneladas de agua radiactiva al mar. La situación sigue sin controlarse y la zona del accidente no será habitable en muchos años, todo ello a pesar de los avances tecnológicos y las ingentes cantidades de recursos que se están utilizando.

Ecologistas en Acción advierte a la sociedad que el negocio de las centrales nucleares además de sucio y peligroso constituye una monumental estafa para la ciudadanía. La organización recuerda que, hasta el año 2005, la gestión de los residuos nucleares la hemos estando pagando en el recibo de la luz y que, además, se le ha estado pagando entre 1994 y 2015 a eléctricas y bancos la moratoria nuclear que se adoptó en 1984, lo que implicó abonar un sobrecoste de casi 6.000 millones de euros, que se han sumado a unos activos que también fueron sobrevalorados. Estos pagos se han hecho también con cargo al recibo de la luz, no importa si la electricidad viene de la nuclear o no.

A partir de 2005, la Empresa Nacional de Residuos Radioactivos S.A. (ENRESA), una empresa pública creada para este fin, recauda un canon a las empresas explotadoras de las centrales nucleares para costear la gestión de los residuos y el desmantelamiento de las centrales. En el 6º Plan General de Residuos Radiactivos de 2006 se estimaba dicho coste en casi 14.000 millones de euros y las últimas actualizaciones lo pueden elevar hasta 23.000 millones de Euros.  Pero los fondos de ENRESA no son suficientes para cubrir todos estos costes y, presumiblemente, pueden acabar engrosando aún más una de las facturas de la luz más caras de Europa. Y esto se añade al engaño de un mercado marginalista en el que el precio de la luz se paga según el coste de la energía más cara de producir.

Resulta escandaloso que, según el borrador del 7º Plan General de Residuos Radioactivos, la responsabilidad de las empresas para la gestión de los residuos radioactivos expire en el año 2035, fecha del cierre de la última central. Un vez más, las ganancias son privadas y los costes se socializan, ya que la gestión y custodia de los residuos se va a alargar en el tiempo durante decenas de miles de años con dinero público, con grandes inversiones como el Almacén Geológico en Profundidad que se pretende poner en funcionamiento en el año 2073 con dinero público y sin responsabilidad alguna de las empresas que se han estado lucrando a costa de nuestra salud y nuestro bolsillo, por lo que la organización reclama a las administraciones que las eléctricas no eludan nunca dicha responsabilidad.

Ecologistas en Acción de Extremadura denuncia que además de la estafa de las nucleares el oligopolio de las eléctricas goza del privilegio de inundar los campos extremeños con decenas de grandes instalaciones fotovoltaicas sin regulación efectiva ni planificación de ninguna clase, presentando además grandes proyectos fraccionados para eludir el control del Ministerio de Transición Ecológica y ser sometidas a los controles mucho más laxos de la Junta de Extremadura.

La organización reclama programas efectivos de ayudas al autoconsumo que consigan que el 100% de los tejados de edificios no históricos, naves industriales y naves agrícolas estén ocupados por placas solares en 2030 y que el resto de la producción recaiga de forma planificada y regulada en empresas municipales y regionales y cooperativas que ocupen espacios de poco valor natural o agrícola.

En definitiva, un modelo energético participativo, planificado y social basado en la eficiencia y el ahorro, los descensos de consumo y la producción en proximidad.

Un año más Ecologistas en Acción de Extremadura, junto con Adenex, realizarán un acto simbólico en memoria de las víctimas de Fukushima, plantando un ciruelo en Navalmoral de la Mata que se unirá a  los que se han venido plantando en años anteriores.

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