Ante la posible construcción de un espigón con escollera de 125 metros de longitud en la en la playa de la Charca de Salobreña (Granada), nuestra organización considera que:
1. SE INTENTA SOLUCIONAR UN PROBLEMA GENERANDO OTRO MAS GRAVE.
La dinámica de las playas entre los términos municipales de Salobreña y Motril era la siguiente: el río aportaba sedimentos (crece la playa) y el mar, durante los frecuentes temporales, se llevaba estos sedimentos (disminuye la playa). La vega de Motril-Salobreña es el resultado de esta dinámica, pues los aportes del rio crecieron por la tala masiva de los bosques litorales para su uso en la minería de la sierra de Lújar y en la obtención de azúcar procedente del cultivo de la caña de azúcar. Al desparecer esta protección natural del suelo las lluvias arrastraron los materiales de los montes hacia el mar. Es por ello que el aporte de sedimentos fluviales eran muy superiores a los erosionados por el mar, haciendo crecer la vega (y por tanto la playa). Hoy en día, al no haber esta tala, se alcanzó un equilibrio y se estableció el actual límite entre el mar y la tierra.
La regresión actual de la playa de la Charca es un fenómeno reciente, debido a la ausencia de aportes sedimentarios del rio Guadalfeo a causa de la construcción de la presa de Béznar y, con mucha mayor incidencia, de la presa de Rules.
Esta última corta totalmente todos los aportes sedimentarios del río. Ello hace que el equilibrio se rompa y predominen los periodos de erosión sobre los aportes sedimentarios (reducidos prácticamente a cero). En definitiva, se está alcanzando un nuevo equilibrio con el desplazamiento de la línea de costa hacia el interior.
Así pues, no deja de ser paradójico arreglar un problema artificial (anulación del aporte de sedimentos con la construcción de embalses) con una construcción artificial como es construir un espigón de escollera que acarrearía, a su vez, nuevos problemas como veremos a continuación.
Al alterar la dinámica del mar, la construcción de este espigón, si bien anula la erosión del mar en un lado, aumenta la erosión por otro, como se puede apreciar en una vista aérea a un lado y a otro del peñón de Salobreña ,que sería un “espigón” natural). Es decir, la eliminación de un problema creado por el ser humano traería aparejado, una vez más, otro problema al que le habría que buscar solución en el futuro.
La construcción del espigón traería consigo, en añadidura, una destrucción de biodiversidad que afectaría a otras especies marinas aparte de las que viven en fondos arenosos. Aparentemente inerte, el medio arenoso submarino es hábitat de numerosas especies que influyen directa o indirectamente al resto de especies marinas. No en vano se recoge en la Lista Patrón de Hábitats Marinos presentes en España realizada por el Gobierno de España con el apoyo y colaboración de expertos científicos de distintas Administraciones Públicas e instituciones españolas y recogida en la pagina web. No olvidemos que es sustrato idóneo para la regeneración de fanerógamas marinas.
También es cierto que durante la construcción aumentaría la turbidez del agua dificultando la absorción de luz y, por tanto, la realización de la fotosíntesis, alterando las cadenas tróficas locales.
La intervención en la playa tiene como consecuencia inmediata la alteración y degradación del paisaje litoral, añadiendo un elemento disruptivo.
Así mismo hay que considerar la proximidad de espacios naturales de alto valor natural, como la cercana ZEC (zona especial de conservación) de los fondos marinos Tesorillo-Salobreña (ES6140013), cuyo equilibrio ecológico podría verse afectado al alterarse la dinámica litoral. De igual forma, al cambiar la dinámica litoral se alteraría el límite de la intrusión marina en el acuífero de Motril-Salobreña, que afectaría irremediablemente a la salinidad de la muy cercana charca de Suárez, Reserva Natural Concertada donde crían especies en peligro crítico de extinción.
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No podemos obviar el conocido “síndrome de la línea base cambiante” (shiftingbaselinesindrome-Pauly 1995-), por el cual las generaciones actuales percibimos como natural la situación de hoy en día, cuando la realidad es que el paisaje está profundamente alterado desde varias generaciones atrás. Creemos, pues, que apenas alteramos nada pero añadiríamos un deterioro más al entorno ya de por sí muy deteriorado.
A modo de resumen: el problema es creado por el ser humano y para frenar la erosión se crearía otra erosión de imprevisibles consecuencias, aumentaría los riesgos de degradación de espacios naturales (muy valiosos) cercanos, disminuiríamos la biodiversidad local, degradaríamos el equilibrio ecológico marino local, alteraríamos el paisaje y aumentaría el riesgo de degradación por urbanización.
2. ES UN PROYECTO CON NUMEROSOS OLVIDOS Y CARENCIAS.
La alternativa seleccionada obliga a la aportación del orden de 123.000 m3 de arenas procedentes del cauce de la Rambla de Molvízar. Sin embargo, pese a ser parte central de la solución adoptada, no se evalúa el impacto que esta actuación de extracción tendría sobre la flora y fauna terrestre (especies protegidas, nidificación de aves , etc.)
No existe una correcta identificación de los impactos en la zona de extracción de arenas en la Rambla de Molvízar: no existe cartografía de hábitats ni de especies.
No se ha realizado un análisis adecuado de la avifauna litoral en la zona de intervención, ni de la presencia de especies que pueden nidifica r en ella como el chorlitejo patinegro.
Existe riesgo de afectación a las poblaciones de Zostera marina.
Finalmente, el documento presentado no trata con la suficiente rigurosidad la denomina ALTERNATIVA 0”, esto es, evaluar la incidencia de los procesos litorales en la zona en caso de no intervenir, sin realizar costosas inversiones de resultados desconocidos y ocasionando la alteración del litoral y la detracción de importantes recursos económicos como los contemplados en la alternativa seleccionada.
3. SABIENDO QUE EL PROCESO DE ALEGACIONES ES UNA MERA FORMALIDAD
Tras 23 años de actividad en defensa del medio ambiente costero sabemos que estas alegaciones o consideraciones no van a ser tenidas en cuenta. La prueba más palpable es que ya alertamos de este problema en la fase de alegaciones para la construcción de la presa de Rules con resultado nulo. Por esta razón proponemos las siguientes medidas correctoras y compensatorias con la esperanza de que sean consideradas:
A) El diseño ecológico de los huecos de extracción de arena en la rambla de Molvízar para construir hábitats adecuados y una laguna permanente para la reproducción de la fauna ligada a los humedales.
B) Las actuaciones de extracción se realizarán en periodos en los que no se afecte a la fauna y la flora y en todo caso preservándola. Tras las obras se realizará una restauración ambiental de las zonas litorales afectadas y se implantaran medidas para su preservación así como campañas de educación ambiental en este sentido.
C) Como medidas compensatorias por la destrucción del litoral y su alteración, proponemos compensar ambientalmente estos daños con la generación de espacios para la vida, en concreto, la regeneración del cauce del río Guadalfeo y el diseño de un humedal en la desembocadura del mismo.
D) La intervención en la margen izquierda de la desembocadura para recuperar las lagunas litorales desaparecidas por la erosión de esa zona, compensando así la degradación del paisaje impuesta por la obra.
E) El diseño de la intervención de acopio de arena para facilitar su colonización por la vegetación litoral y para la creación de áreas seguras para las aves y, en general, para la fauna litoral terrestre.
Por todo lo anteriormente expuesto queda suficientemente justificada la innecesaridad de la modificación propuesta y los graves riesgos e impactos sobre el territorio que acarrea por lo que solicitamos que este proyecto sea desestimado.
La entrada El espigón no es la solución aparece primero en Ecologistas en Acción.
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