Rechazamos la tauromaquia, el daño y la muerte producida a un animal, el toro

Estamos aquí porque rechazamos la tauromaquia, el daño y la muerte producida a un animal, el toro. Queremos mostrarle al mundo nuestra disconformidad, también en Sanlúcar de Barrameda, donde la tauromaquia es protegida por políticos y el orgullo taurino se lleva por bandera. Pues nosotras, hoy presentes, nos negamos ante esta perspectiva. En Sanlúcar de Barrameda no queremos divertirnos con la agonía de un animal inocente, y ya es hora de que se nos escuche. La mayoría de personas que vienen a ver estas matanzas no son de Sanlúcar, son de Madrid, Sevilla, Málaga, Ciudad Real, Valencia… Y así podría seguir hasta cansarnos. Pero muchas sanluqueñas y gaditanas no queremos esto. No nos representa.

Para algunos cultura, para el toro una tortura, una matanza sangrienta, una agonía para el animal. Comenzando por desgarrarles la piel y después toda una sucesión de prácticas propias del medievo: se les clavan puyas, se les atraviesan los órganos con el estoque produciendo derrames internos y externos, encharcamiento de los pulmones o de tráquea. Si a estas alturas no han muerto, se les realiza el descabellar, seccionamiento de la médula espinal, paralizando por completo al animal, aún vivo. En ocasiones la parálisis es parcial, nota el dolor en todo su cuerpo mientras agoniza. Lo arrastran de las patas por la tierra para sacarlo de la plaza entre vítores y aplausos. Fin de la función.

Hablemos de estadísticas. En 5 años, el registro de “profesionales” taurinos ha decaído en más de 1.000 personas, es decir, cada vez menos personas quieren dedicarse o se están retirando del mundo taurino. En España solo hay 499 toreros vigentes, que siguen siendo los mismos desde el año 2018. La tauromaquia da trabajo directo a 6.183 personas, es decir, al 0,013% de España, ¿y no podemos prescindir de ello? ¿Qué el 0,013% de España cambie su trabajo? Cuando se inventaron los congeladores, el trabajo de repartidor de hielo desapareció. Cuando se inventaron las farolas eléctricas, el trabajo de encendedor de farolas desapareció. Lo mismo con la automatización de las boletas y los colocador es de bolos que perdieron su empleo. Los festejos taurinos caen sin freno, concretamente, un 7% cada año.

Tan solo el 8% de las españolas han acudido a festejos taurinos en el 2019; y os pongo el ejemplo de 2019, para que no se ponga la excusa del COVID. Todos estos datos provienen del Ministerio de Cultura y Deportes.

En España, la tauromaquia ya ha sido prohibida en más de 80 municipios. Canarias fue la primera Comunidad Autónoma en prohibirlas por ley, en 1991, hace 30 años. Ojalá se tome ejemplo de ello. Es triste que, en pleno siglo XXI, se siga discutiendo aún la permanencia de la tauromaquia en un país primermundista.

El gobierno de España tiene muchas campañas de “Bienestar Animal”, muchos carteles de “No es solo agua o comida”, “No lo abandones”, “No maltrates» pero luego bien que destina 30.000€ de nuestros impuestos para financiar el Premio Nacional de Tauromaquia o 35.000 a la Fundación Toro de Lidia. Por no hablar de las subvenciones de 3.000.000€ para la tauromaquia en 2020 tan solo en la Comunidad de Madrid; datos sacados del Boletín Oficial.