Indignación entre el colectivo de ciclistas urbanos, Logroño en Bici-Ecologistas en Acción, por las declaraciones de Conrado Escobar atacando nuevamente la llegada de vías ciclistas seguras en Logroño.
El desprecio del PP logroñés hacia los más vulnerables en las vías nos retrotrae a la inacción e incumplimientos durante legislaturas enteras del Partido Popular en el gobierno respecto a planificaciones de movilidad sostenible aprobadas por unanimidad de todos los partidos como el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS 2013-2025) de Logroño, incumplimientos con los que sumieron a nuestra ciudad en décadas de atraso respecto a capitales vecinas que sí avanzaban en sostenibilidad en movilidad, llegando a ser reconocida Logroño a escala nacional por las clamorosas negligencias técnicas en su escasa e inconexa red ciclista por las aceras, y por alcanzar en su anticuado modelo de tráfico (que no movilidad de personas) diseñado exclusivamente para el coche y la doble fila, insoportables cifras de violencia vial para una ciudad de su tamaño.
Más de 200 ciclistas y peatones atropellados gravemente cada año (únicamente los siniestros contabilizados por la intervención de los servicios de emergencias) fue el legado que nos dejaron los que ahora siguen oponiéndose a desarrollar vías ciclistas seguras como las de otras ciudades, con más de un atropello grave de un peatón o ciclista cada dos días de media y más de una persona en bici atropellada gravemente cada semana, sin que las planificaciones aprobadas se cumplieran.
La estrategia Calles Abiertas de Logroño, con la que nuestra ciudad es una de las pocas en España que decidieron aprovechar la crisis sanitaria para redoblar esfuerzos en urbanismo, siguiendo los pasos de las actuaciones que se desarrollan en las principales ciudades europeas y por todo el mundo como respuesta a la emergencia sanitaria y climática, se presentó en 2020 como «una estrategia de adaptación de nuestras calles que persigue un reparto más equilibrado y justo del espacio en la ciudad” y que “responde también a la lucha contra el cambio climático».
Incluye programas para la creación o mejora de áreas pacificadas, una red ciclista, itinerarios peatonales, apoyo al transporte público, o entornos escolares seguros, en respuesta a las demandas históricas de entidades vecinales, ecologistas, colectivos de movilidad, o agrupaciones de urbanistas, entre otros. Da escalofríos pensar cuál es la alternativa de quien se opone a todo esto.
Las actuaciones, de las que nuestra ciudad debería sentirse orgullosa, han merecido el Premio Nacional Movilidad 2021 en el CONAMA por la Real Academia de Ingeniería y cuentan con el respaldo de DGT, además de un cada vez más amplio reconocimiento a escala estatal e internacional. Como todo cambio de hábitos, aunque éstos sean a mejor, conllevan un esfuerzo de adaptación mientras se van entendiendo e incorporando. Frente a ello, el PP local, aliado a grupos de ultraderecha, se ha dedicado a sembrar la discordia calle a calle y comercio a comercio con sus visitas contra ellas, como ya hicieran hace más de 30 años contra Pilar Salarrullana y las primeras peatonalizaciones, aprovechando el cansancio de la población en la difícil situación actual para en vez de apoyar las mejoras por el bien común, intentar conseguir réditos políticos entre los sectores más reaccionarios de las lógicas resistencias a los cambios para hacerse de ese modo con la alcaldía.
El problema no son los cambios que ha hecho Calles Abiertas, si bien el Ayuntamiento de Logroño ya anunció que desarrollaría las actuaciones anunciadas y en marcha, sino los que se han dejado de hacer, por resultar insuficiente su extensión, sus cesiones ante los ataques, o quedarse cortas las intervenciones ante los retos a los que intentan dar respuesta, con lo que deberían ampliarse y consolidarse.
Haciendo gala nuevamente de su habitual mala fe e ignorancia hacia todas las cuestiones relacionadas con la movilidad sostenible, y más desde la dimisión de Antonio Ruiz Lasanta, el PP de Logroño vuelve a manifestarse hostil a la imprescindible transición modal y a la protección de los medios más vulnerables y sostenibles, llamando “convivencia” a enviarles a su suerte a lidiar con la ley del más fuerte de la jungla motorizada en que convirtieron el tráfico de Logroño, a la par que firman declaraciones de emergencia climática para la capital o son capaces de reclamar, aunque siempre sin atreverse a decirlo abiertamente pues se trata de una ilegalidad, más doble fila en las calles como única alternativa comercial.
La seguridad vial o la lucha contra el calentamiento global de origen humano y el cambio climático que nos afecta a todos nunca debieran de ser una cuestión partidista, pero este es el tipo de política con la que algunos que jamás hicieron sus deberes buscan sacar partido de las resistencias a los cambios instigando la inquina y creando enfrentamiento en Logroño, en vez de apoyarlos como sí supieron hacer sus correligionarios en capitales cercanas con mayor sentido comunitario y altura de su clase política. Esperemos que en nuestra capital quede el suficiente de ese sentido comunitario para dar la respuesta que merecen a los que se oponen a cualquier avance azuzando la inquina, el egoísmo y la crispación entre los habitantes y en contra de las mejoras para su propia ciudad, cuyos beneficios ni quieren entender, ni mucho menos que se entiendan.
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