- El consorcio Artemisa Sutainable Fuels S.L. pretende incinerar 690.000 toneladas al año de residuos urbanos e industriales mediante la combustión de 350.000 toneladas de metano para producir combustible de aviación.
- La nueva planta se localizaría en el Parque Empresarial de la Carpetania, muy próxima a núcleos urbanos de Getafe y Pinto.
- La tecnología elegida -la gasificación- es altamente contaminante, peligrosa y genera emisiones similares a la incineración convencional, entre ellas de CO2.
- Ecologistas en Acción ha presentado sugerencias en el periodo de consultas, previo a la redacción del estudio de impacto ambiental del proyecto.
El consorcio Artemisa Sutainable Fuels S.L ha presentado ante la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid, el documento denominado “Solicitud de determinación del Alcance del Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto de Planta de Biocombustibles “ARTEMISA”. El objetivo de este proyecto es producir combustible de aviación, de procedencia no fósil, a partir de la incineración de hasta 690.000 toneladas de residuos.
Entre los residuos que recibirá la planta, se cuentan residuos municipales, que provendrían de las macroplantas que proyecta la Mancomunidad del Sur en el vertedero de Pinto-Getafe, así como residuos de la industria papelera (lodos y plásticos) y residuos de construcción y demolición, que se unirían al volumen procedente de Pinto en un nuevo centro de transferencia en Fuenlabrada. Desde ese centro de transferencia se alimentaría la gran planta de Artemisa, situada en el Parque Empresarial de la Carpetania, en el suroeste de Getafe, muy próximo al municipio de Pinto.
Ni economía circular ni descarbonzación
Ecologistas en Acción muestra su preocupación por este proyecto porque Artemisa no solo supondría la perpetuación del vertedero de Pinto-Getafe, sino que la zona sur de Madrid pasaría a importar residuos de otros lugares del país o del mundo. Los volúmenes para los que está diseñada Artemisa, necesitarán de mucha más “materia prima” de la que ofrece actualmente el vertedero de Pinto. Un vertedero que es ya el mayor de todo el Estado desde hace 36 años.
La instalación Artemisa es un gran complejo de procesos térmicos y químicos, equiparable a una “refinería”. Ocuparía una superficie de 296.842 metros cuadrados. Se localizaría a apenas dos kilómetros de zonas densamente pobladas de los municipios de Getafe y de Pinto, junto al centro comercial Nassica, polígonos industriales y vías de comunicación (autovías, líneas férreas y aeródromo).
Artemisa supondría un importantísimo foco de contaminantes, tanto gaseosos derivados de la manipulación de los residuos, combustión de metano y procesos termoquímicos; como líquidos, efluentes de estos procesos; y sólidos, hasta 35.000 toneladas al año de cenizas, entre otros residuos como lodos o catalizadores agotados. Aunque el objetivo del proyecto es mitigar el impacto climático de la aviación, sustituyendo la fuente fósil del combustible por residuos, no valora las emisiones de CO2 u otros gases de efecto invernadero que se producen en el proceso de gasificación.
En la comunidad científica existen grandes dudas sobre la operatividad de esta tecnología en condiciones industriales. Más aún cuando el proceso utiliza entradas de residuos mixtos o no estandarizados, como es el caso de los residuos sólidos urbanos e industriales, y cuando los promotores intentan llevar sus operaciones a escalas astronómicas, como es el caso de Artemisa.
Lavado verde
El consorcio promotor Artemisa Sutainable Fuels S.L -formado por Abengoa, Airbus, Aurea Capital Partners, BP, Centro Nacional del Hidrógeno (CNH2), CIEMAT y SENASA- presenta el proyecto como una iniciativa pionera y necesaria para el suministro de biocombustibles sostenibles para la aviación. Sin embargo, a juicio de Ecologistas en Acción, estamos ante un intento de “lavado verde” de las grandes empresas del sector aeronáutico, también involucradas en este proyecto. Estas, junto a Abengoa, presentan un falso ejemplo de economía circular, mientras promueven en paralelo la ampliación del aeropuerto de Barajas o el proyecto Ambar, que buscan aumentar el volumen y frecuencia de vuelos sobre la Comunidad de Madrid.
Durante décadas, y por todo el mundo los intentos de convertir desechos mezclados en combustibles han resultado en fracasos, que han incluido accidentes como incendios, explosiones y pérdidas económicas. Estos proyectos fallidos han desperdiciado más de dos mil millones de euros en inversiones.
Los estudios existentes muestran que la gasificación de los desechos plásticos libera sustancias tóxicas y contaminantes que no se filtran de manera efectiva. Otros químicos tóxicos formados durante los procesos, incluyen benceno, tolueno, formaldehído, cloruro de vinilo, cianuro de hidrógeno, éteres de polibromodifenilos (PBDEs), hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), y alquitranes que se producen a altas temperaturas, como en los procesos de combustión.
Dudosos apoyos institucionales
De acuerdo al documento presentado por el consorcio promotor, Artemisa cuenta con un fuerte apoyo por parte del Ayuntamiento de Getafe y de la Mancomunidad del Sur. Del primero no sorprende, dada la defensa que ha hecho el gobierno municipal getafense del proyecto de seis nuevas macroplantas en el vertedero de Pinto, instalaciones que resultan ahora indispensables para hacer realidad este proyecto Artemisa. Del segundo, de la Mancomunidad del Sur, no queda tan claro ese supuesto apoyo. En ninguna de las actas de las asambleas de este ente, que acoge a los representantes de 71 municipios, queda reflejado que se haya informado ni debatido este proyecto. Como en otros proyectos similares, éste también se ha ocultado a la sociedad civil y a los representantes políticos que podrían oponerse a él, a pesar de que los promotores llevan, al menos, desde 2020 buscando apoyos para este proyecto.
Presentación de sugerencias y movilización ciudadana
Ecologistas en Acción ha presentado sugerencias al documento de inicio del proyecto. Ahora se inicia un proceso de información y movilización de la ciudadanía contra esta última y más grave amenaza para la salud y el medio ambiente del sur de Madrid. Una zona que lleva más de 35 años albergando todas las grandes infraestructuras contaminantes y de residuos. Es hora también de que cada uno de los representantes políticos de municipios, Mancomunidad y Comunidad de Madrid se posicionen públicamente ante esta nueva amenaza que ha sido ahora destapada.
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