10 razones por las que el gas fósil licuado no es una opción
[Informe] GNL: Al caos por la vía líquida
[castellano] | [galego]
El «gas natural licuado» (GNL) está en el punto de mira. El coste del gas fósil lleva aumentando desde 2021 y la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas ha obligado a los gobiernos a plantearse cómo acabar con la dependencia europea de los combustibles fósiles de Rusia. La necesidad de abandonar los combustibles fósiles lo antes posible tanto para mitigar el impacto sobre la crisis climática como para mantener el incremento de temperatura global por debajo de 1,5 °C ha llevado a que se genere un gran revuelo en torno al GNL. Pero, ¿qué es el GNL y por qué es tan importante? Este informe pretende dar la voz de alarma sobre el despliegue de este gas en Europa como un intento de abordar el asunto de la seguridad energética. En él se exponen diez argumentos clave que ponen de manifiesto la gran cantidad de problemas que conlleva el GNL.
Pero primero, una explicación de lo que es realmente el GNL.
El término GNL designa al gas fósil que no se transporta a través de gasoductos en forma gaseosa, sino que se enfría a 162°C bajo cero para conseguir su estado líquido y poder transportarlo a grandes distancias en barcos especiales, denominados comúnmente metaneros. Esto significa que cuando hablamos de GNL en Europa, estamos hablando de un gas que se extrae, se condensa, se transporta a través del océano y se devuelve al estado gaseoso. Luego se bombea a través de la red de gas europea para, finalmente, calentar los hogares, producir electricidad y abastecer de energía a las actividades industriales. La importación de GNL constituyó el 20,5% del consumo de gas fósil de Europa en 2021. En cambio, el Estado español importó el 50,4% del abastecimiento de gas en forma de GNL. Actualmente, ante la presión para acabar con la compra de gas ruso, los gobiernos están buscando GNL de otras procedencias para satisfacer la demanda.
Las medidas para dejar de depender del gas ruso son necesarias y urgentes para ayudar a abandonar la dependencia de combustibles fósiles y que estos dejen de alimentar conflictos. Sin embargo, es necesario actuar con cautela para no dejar que el asunto del suministro energético a corto plazo atrape a Europa en acuerdos costosos a largo plazo que comprometan a la población con más infraestructuras de combustibles sucios, una mayor dependencia energética en el futuro y dejen de alimentar un conflicto para alimentar otros. El uso de gas fósil a largo plazo es incompatible con la acción climática, y este debe ser el punto de inflexión para que Europa se aleje de los combustibles fósiles de una vez por todas.
Este informe ofrece argumentos para rebatir el papel exagerado que se le atribuye al GNL en el futuro energético europeo y demuestra que se trata de una peligrosa distracción de la transición energética justa hacia las energías renovables que tanto se necesita.
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