Ecologistas en Acción llama a la movilización en este 1º de Mayo reivindicando las luchas colectivas de las trabajadoras en defensa de los derechos de todas y haciendo un llamamiento para abrir un debate social amplio acerca de la reducción de la jornada laboral sin merma de sueldo como una medida que amplíe derechos, genere movilización social y tenga un impacto medioambiental positivo dentro de una estrategia más amplia de transición ecológica. También como un paso hacia la desalarización y desmercantilización de nuestras vidas. Queremos menos trabajo para el capital (menos empleo) y más trabajo para la vida (más cuidados y trabajo comunitario autogestionado).
El 1º de Mayo de 1886 los trabajadores de Chicago se levantaron para exigir mejores condiciones de trabajo y vida bajo la consigna de 8 horas de trabajo, 8 de ocio y 8 de descanso. Este deseo de trabajar menos y vivir mejor fue lo que movilizó las pasiones de los trabajadores por todo el mundo. 40 años después en 1919, la huelga de la Canadiense liderada por la CNT y que generó un movimiento de solidaridad en todo el país, logró la implantación de la jornada de 40 horas. Más de 100 años después de estas luchas, seguimos necesitando más tiempo para el descanso, el ocio y el cuidado y menos para el trabajo asalariado.
La crisis ecológica es la suma de diversas crisis e indicadores que muestran cambios críticos en el planeta que habitamos. La pérdida de biodiversidad, el calentamiento global, el aumento de fenómenos climáticos extremos, sobreconsumo de recursos materiales finitos o la contaminación atmosférica son parte de ello. En su origen está nuestro modo de vida y producción, que se fundamenta desde hace más de un siglo en nuestra extrema dependencia de los combustibles fósiles.
El capitalismo ha llevado al mundo del trabajo a una deriva que implica que el empleo tenga una visión únicamente productivista, en la que los intereses de la clase empresarial y propietaria de aumentar sus beneficios se imponen constantemente frente a los derechos laborales, sociales y medioambientales. Mientras tratan de vendernos futuros imposibles basados en el desarrollo tecnológico, la realidad impone que el enorme consumo energético derivado del modelo productivo y sustentado en combustibles fósiles baratos y de fácil acceso, no es sostenible ni deseable. Desde el ecologismo social hacemos un alegato por la vida simple, democrática y comunitaria, con un modelo productivo basado en la propiedad y gestión colectivas, responsable con el medioambiente y cuyo fin sea dar una vida digna a sus gentes en pie de igualdad. Esto requiere menos capitalismo, menos tiempo dedicado al empleo.
En el futuro inmediato creemos necesario reforzar los derechos laborales existentes y ampliarlos. Nuestras vidas están atravesadas por el trabajo, o por su falta. Creemos que la lucha laboral y ecologista no son entes aislados, si no que deben caminar de la mano en pos de una transformación social amplia. Interpelamos al conjunto de la sociedad para juntas exigir una reducción de la jornada laboral sin merma salarial. Una medida que produciría cambios estructurales permitiría un mejor reparto del trabajo/empleo, tendría un impacto medioambiental muy positivo y sería un revulsivo en materia de igualdad y reparto de las tareas reproductivas y de cuidados. Además, es una vía que facilitaría satisfacer nuestras necesidades no por medio del mercado, sino de manera autónoma de él. Nuestra campaña “Trabajar menos, para trabajar todas y decrecer mejor” se marca esto como un objetivo prioritario.
Pero no podemos trabajar menos y repartir el mismo trabajo actualmente existente. Apostamos por una reconversión total del modelo económico y de los sectores productivos mayoritarios. No queremos un país dependiente del turismo internacional que solo nos trae precariedad laboral. La transición ecológica que necesitamos apuesta por reforzar los sectores bajos en emisiones contaminantes y aquellos necesarios para la reproducción y sostenimiento de la vida: cuidados, sanidad, educación, agro-alimentario o manufacturero entre otros tantos. Una gran alianza entre el sindicalismo, ecologismo y movimientos sociales debe señalar el camino de esta ambiciosa transformación.
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