- Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, Ecologistas en Acción denuncia la insostenibilidad de una agroganadería industrial dependiente de enormes insumos de energía fósil y el enorme aumento de la desigualdad entre países.
- El crecimiento sostenible no es un planteamiento válido para afrontar la emergencia climática y las crisis social, humana y ecológica actuales. Es necesario cambiar el paradigma.
El 16 de octubre es el Día Mundial de la Alimentación. Las Naciones Unidas proclamaron este día en 1980, eligiendo la fecha en la que se fundó la FAO en 1945. La celebración tiene como finalidad concienciar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
El lema escogido para este año es “Una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor”. Suena muy bien, pero a muchas nos recuerda esa música celestial para utilizar en homilías y discursos huecos, cuya finalidad no es otra que tranquilizar conciencias sin asumir compromisos reales y efectivos.
Basta con poner encima de la mesa unos datos sangrantes, empezando por los más de 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo según el informe ‘El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2021′ (SOFI), elaborado por cinco agencias de Naciones Unidas. Son 150 millones más que en 2019 y suponen el 10 % de la humanidad.
Podemos atribuírselos solo parcialmente a la pandemia de la covid-19, y siempre que no olvidemos las causas estructurales del problema, que no es el crecimiento económico como se pretende, sino el crecimiento de la desigualdad.
Ecologistas en Acción insiste en que, a la luz del desastre climático, el descenso en la disponibilidad de energía en la que estamos ahora, y todas las crisis que afrontamos, el oxímoron “crecimiento sostenible” queda en total evidencia. En un planeta lleno, habiendo rebasado ya los límites, no hay ningún crecimiento que sea sostenible, salvo el de lo países y grupos sociales que más sufren la creciente desigualdad.
Por ello, la única opción de futuro en los países desarrollados es el decrecimiento, una palabra tabú porque significa el fin de un sistema como el capitalismo, que solo puede mantenerse creciendo.
Ecologistas en Acción no quiere ser partícipe de esa ceguera generalizada, y tampoco de esa ritualización estéril de las buenas intenciones, dando patadas al balón del crecimiento para que sea el responsable de la solución de todos los males.
En este Día Mundial de la Alimentación queremos aprovechar para denunciar tanto la insostenibilidad de una agroganadería industrial dependiente de enormes insumos de energía fósil, y el enorme crecimiento de la desigualdad entre países, y en el seno de los mismos. España no es una excepción, sino todo lo contrario.
Para cumplir con el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -donde se afirma que hay que terminar con todas las formas de hambre y desnutrición para 2030, así como promover una agricultura sostenible- es necesario cambiar de rumbo. Es ahora.
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