- Las recientes lluvias caídas entre el 21 y el 23 de mayo, apenas unos 20 litros por metro cuadrado, han provocado considerables vertidos de aguas residuales en las playas de Sanlúcar.
- Los vertidos incumplen la Directiva europea sobre depuración de aguas residuales urbanas y el Real Decreto que la traspone y que está en vigor desde el año 2001.
Como de costumbre cada vez que llueve, aunque sea moderadamente, las playas de Sanlúcar sufren la contaminación de las aguas residuales. Cualquiera que haya paseado por la playa esos días habrá podido ver el rastro de toallitas y excrementos que han dejando los vertidos, a pesar de la gran diligencia en recoger o enterrar estos residuos del servicio municipal de limpieza.
Las aguas residuales se vierten a la playa por 4 aliviaderos del alcantarillado (Bonanza, Cabo Noval, Cerro Falón y Calzada de la Infanta) y 2 arroyos (Salto del Grillo y San Juan) que reciben conexiones del alcantarillado. Bonanza y los dos arroyos no tienen autorización de vertido en ningún caso. Los otros 3 aliviaderos solo están legalmente autorizados en casos excepcionales cuando se trate de lluvias torrenciales y debe eliminar previamente los sólidos gruesos. Por tanto, se trata de vertidos ilegales que suponen una amenaza para la salud pública y el medio ambiente.
¿Cuánta agua residual se vierte a la playa? – No se sabe porque el Ayuntamiento incumple la obligación de medir su volumen y enviar la información a la Junta de Andalucía.
¿Por qué hay vertidos aunque llueva poco? – Porque el alcantarillado no tiene un mantenimiento adecuado; y no se ha construido el segundo tanque de tormentas.
¿A quién le beneficia esta situación? – A Aqualia, que no tiene que depurar toda el agua residual que se vierte y, sin embargo, sí se la cobra a la gente.
Estos vertidos visibles no son los únicos que se producen. El Ayuntamiento y Aqualia reconocen en un documento denominado Declaración Anual de Vertido, que en 2022 la depuradora vertió durante 11 días, aguas residuales de forma masiva. En esos días había un coeficiente de marea igual o superior a 90. La explicación, según Aqualia, es que cuando hay mareas de alto coeficiente el agua salada entra al alcantarillado a través de los aliviaderos. Como el agua salada no se puede introducir en la depurada, pues destruiría su flora microbiana, es vertida directamente. Sin embargo, en 2022 hubo 76 días con mareas de coeficiente igual o mayor a 90, así que puede ser que haya habido más vertidos que los de los 11 días declarados.
Por otra parte, el Ayuntamiento y Aqualia también reconocen, sin cuantificar, que cuando llueve, se sobrepasa con frecuencia la capacidad de la depuradora, vertiéndose igualmente aguas residuales sin depurar. En contradicción con lo anterior, la depuradora tiene dos líneas que pueden funcionar en paralelo, pero habitualmente una de ellas no funciona.
Estos vertidos, ya crónicos, incumplen una serie de leyes ambientales que en lo esencial obligan a la depuración de todas las aguas residuales urbanas ya hace 22 años que están en vigor.
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