La drástica ola de calor que está sufriendo la Península Ibérica desde el fin de semana está provocando que se disparen los niveles de ozono en el aire, por efecto combinado de las altas temperaturas y de las emisiones contaminantes del tráfico motorizado y de algunas industrias.
En el caso de Valladolid, las seis estaciones que miden ozono de las redes municipal, de la central de cogeneración de Michelín y de las fábricas de Renault han superado durante el martes, miércoles y jueves el objetivo establecido para este contaminante por la normativa, que es de 120 microgramos de ozono por metro cúbico de aire, como promedio de ocho horas.
Al haberse previsto para ayer jueves la tercera superación del objetivo legal, el Ayuntamiento de Valladolid debió haber activado con efecto desde hoy viernes las restricciones de circulación de la Situación 2: Aviso de su Plan de Alerta, incluyendo el cierre del centro urbano al tráfico motorizado, hasta que se supere el nuevo episodio de alta contaminación, tal y como han actuado esta semana ciudades francesas como Aviñón, Marsella, Niza o Tolón.
Demorar al sábado esta medida y otras como la reducción de la velocidad a 30 kilómetros por hora, el refuerzo del transporte público o la gratuidad de los aparcamientos disuasorios, impedirá atajar el actual episodio, como ya sucediera con otros el verano pasado, en los que el retraso municipal en la adopción de las medidas remitió la mejora de la calidad del aire al domingo, por el acusado descenso del tráfico motorizado propio del último día de la semana.
Además, a diferencia de lo sucedido en episodios de ozono anteriores durante este verano, en esta ocasión el Ayuntamiento no ha activado ni siquiera la Situación 1: Preventiva, pese a que con el día de ayer ya se encadenaron cuatro por encima de los 100 microgramos de ozono por metro cúbico de aire recomendamos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se establecen para activar esta situación informativa en el Plan de Alerta municipal.
Ecologistas en Acción observa con preocupación la dejación municipal, coincidiendo con la peor ola de calor y los niveles de contaminación por ozono más altos del presente verano. Negligencia que ha dejado desasistidas a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica, tales como niños y niñas, personas mayores, mujeres gestantes o personas con problemas respiratorios o cardiovasculares, que han sufrido la combinación de calor y ozono.
Para atajar este repunte de la contaminación inducida por el tráfico urbano, Ecologistas en Acción pide al Ayuntamiento de Valladolid que ponga en marcha sin más demora la zona de bajas emisiones aprobada para la ciudad, tal y como obligaba para antes de 2023 la Ley estatal de Cambio Climático. Y le insta a que no dé pasos atrás en la protección de la salud y la movilidad sostenible con el desmantelamiento anunciado de carriles bus y carriles bici.
Asimismo, la organización ambiental reclama a la Junta de Castilla y León que elabore sin más dilación el preceptivo plan zonal de mejora de la calidad del aire de la aglomeración de Valladolid, formada por la capital y siete municipios de su entorno (Arroyo, La Cistérniga, Fuensaldaña, Laguna de Duero, Renedo, Santovenia y Zaratán), con 370.000 habitantes.
El Plan de Mejora de la Calidad del Aire por Ozono Troposférico aprobado a finales de 2021 por el Gobierno autonómico para toda Castilla y León se está demostrando ineficaz para reducir los niveles de este contaminante, toda vez que no contiene medidas concretas en las zonas más afectadas, como es el caso del área metropolitana de Valladolid, por lo que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León sentenciará en fechas próximas su legalidad.
El ozono troposférico, también conocido como ozono “malo” por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos volátiles emitidos por los automóviles y algunas industrias, entre las que en Valladolid destacan la fábrica de automóviles de Renault a sur de la ciudad y al norte la central de cogeneración de Michelín, titularidad de Iberdrola.
Por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas (asma, EPOC) y reducción de la función pulmonar, así como el agravamiento de patologías cardiovasculares. La Agencia Europea de Medio Ambiente estima en alrededor de 2.000 las muertes prematuras anuales en España producidas como consecuencia de la exposición a niveles de ozono como los registrados esta semana, una treintena de ellas en la ciudad de Valladolid.
El ozono, además de para las personas, es también tóxico para la vegetación, dañando el arbolado urbano, los parques y los montes, y reduciendo la productividad de los cultivos.
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