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La Mejor Vacuna es una economía ecológica, feminista y solidaria

  • La COVID-19 ha puesto al descubierto las múltiples vulnerabilidades del capitalismo global. Ante eso, es necesario un urgente cambio de sistema socioeconómico.

Vulnerabilidad del capitalismo

Nuestro orden socioeconómico se caracteriza por un altísimo nivel de interconexión. Esto le hace muy vulnerable, pues los problemas se propagan rápidamente por él. La extensión de la pandemia a través de las redes empresariales y turísticas es un ejemplo de esta vulnerabilidad. Es cierto que la interconexión también permite que las ayudas fluyan entre territorios (si política y económicamente se quiere), pero lo que muestra la crisis sanitaria es que la vulnerabilidad es cualitativamente mayor. Además, hacer que el sistema funcione como un todo está produciendo que los fallos en una parte (el sistema sanitario en este caso) se amplifiquen y expandan afectado al conjunto.

Este sistema además tiene un alto nivel de especialización en cuanto a lo que producen los territorios. La autonomía económica es inexistente, especialmente cuanto mayor es la interconexión, lo que aumenta la vulnerabilidad. De este modo, la pandemia ha mostrado como la mayoría de los países no fabrican mascarillas, ni tantas otras cosas indispensables para afrontar una pandemia. Esto ha hecho que el coronavirus se haya extendido más.

El desarrollo del capitalismo genera un incremento de las desigualdades sociales. Es más, se sostiene sobre dicho incremento. Estas desigualdades están siendo importantes en la propagación del virus. Las poblaciones que tienen peores condiciones sanitarias (por ejemplo, por una alimentación menos saludable o vivir más hacinadas) se ven más afectadas por el SARS-CoV-2 y con ello ayudan a la extensión de la pandemia.

Y no solo genera desigualdades, sino destrucción ambiental, que es la principal causa del incremento de las enfermedades zoonóticas en las últimas décadas.

La búsqueda del máximo beneficio, que es un axioma del capitalismo, pues en caso contrario entra en crisis, se expresa de múltiples formas. Una ha sido el desmantelamiento de los servicios públicos (gastos improductivos en la terminología del FMI), empezando por la sanidad, lo que ha supuesto un incremento del estrés sistémico. Todo el funcionamiento del sistema se ha tenido que ralentizar para no desbordar los menguados servicios sanitarios de urgencias.

Ante todo esto, el capitalismo apuesta como solución a todos los problemas que causa por el desarrollo tecnocientífico. Sin embargo, la tecnología tiene múltiples límites. Por ejemplo, las vacunas no generan inmunidad total y es posible que no valgan de un año para otro. Además, la tecnología no genera soluciones inmediatas. En el caso de las investigaciones médicas, la disposición de una vacuna contra la COVID-19 se ha demorado más de un año. Plazos demasiado dilatados para sortear una crisis sistémica, como hemos experimentado.

#LaMejorVacuna

En las últimas décadas, han aumentado los procesos de zoonosis fruto, fundamentalmente, de la destrucción ecosistémica y de la ganadería industrial. Esas nuevas especies víricas tienen una alta probabilidad de desestabilización global fruto de la vulnerabilidad del capitalismo global.

Además, el capitalismo es responsable de la crisis socioambiental que vivimos.

Ante esto, necesitamos un sistema económico que en lugar de generar problemas globales los minimice y esté preparado para resistirlos. Desde Ecologistas en Acción sabemos que una economía así es una economía ecológica, feminista y solidaria.

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