Paco Puche, icono del progresismo y ecologismo malagueño
El 16 de julio del presente año, se nos fue nuestro compañero y amigo, Francisco Puche Vergara, “Paco-Puche” como muchos le llamábamos cariñosamente. Diversos sectores de la sociedad malagueña ya han manifestado su condolencia y reseñado los aspectos más ilustrativos de su larga trayectoria como persona influyente en la sociedad malagueña, pero en estas breves líneas quisiéramos destacar también su huella como ecologista, de la que todos los ecologistas malagueños nos sentimos orgullosos. Paco era un ilustrado, no sólo por que era un pertinaz lector, sino porque era un irreductible progresista, y como tal, inclinado a la mejora progesiva de la sociedad en torno a valores y derechos como la justicia, la igualdad y la fraternidad. Por ello, no extraña que Paco estuviera presente en todos los movimientos sociales, no sólo de su provincia natal, sino también de toda España y, en los últimos tiempos también de países extranjeros, siendo reconocido internacionalmente.
Como ecologista, Paco Puche fue de los primeros españoles que se sumaron al movimiento social de la ecología, siendo socio, desde los años 1980, de la asociación internacional Greenpeace, encontrando en este movimiento una respuesta social a una tendencia liberal de la política y la economía a una depredación del medio natural para lograr el ansiado crecimiento económico, protagonizado por el liberalismo capitalista, que ya por entonces alertó a expertos internacionales del Club de Roma en su Manifiesto por la supervivencia. La veracidad de sus tesis, entonces despreciadas como utópicas, hoy día ya nadie se atreve a negar porque ya estamos padeciendo algunas de sus consecuencias. En los años 1990 se aproximó a la versión española de este movimiento internacional, que era el proyecto, ya materializado, de la Confederación Española de Ecologistas en Acción, que aglutina a cientos de asociaciones de ámbito local o comarcal de todo el territorio español. En Málaga se aproximó a la asociación Silvema, liderada por Saturnino Moreno, en un momento en el que todas las asociaciones malagueñas (Mijas, Antequera, Málaga, Estepona, Axarquía, Ronda, etc.) nos federamos a este gran proyecto español, y desde entonces estamos presentes en la sociedad malagueña, momento en que Paco Puche fue nombrado “socio de honor” por Silvema-Serranía de Ronda, allá por el año 2000.
Nuestro compañero, tenía un espíritu inquieto, no sólo participaba de nuestros debates y nos acompañaba en las acciones, donde su palabra y su presencia siempre fue altamente valorada por todos, siendo a menudo portavoz de nuestras denuncias y acciones, sino que también se aproximaba a otros movimientos sociales, como el Grupo del Genal, creado para la defensa de los valores ambientales del Valle del Genal (la editorial “Ediciones del Genal” se creó al calor de aquella contienda). O el movimiento nacional de la Nueva Cultura del Agua, en la que fue reconocida su labor en la defensa de los ríos malagueños, amenazados por las presas, los riegos y la destrucción de sus hábitats como humedales (recogido en su libro El agua en Málaga). También se aproximó y quiso entender y compartir, los nuevos movimientos culturales y políticos, en torno a la Casa Invisible, y, más adelante el Movimiento 15-M, donde siempre fue bien recibido y apreciado por su sabiduría, ingenio y compromiso, gran parte de sus reflexiones recogidas en los 5 volúmenes de su serie Lecturas impertinentes. Más adelante, influido por el pensamiento sociobiológico de Lyn Margulis, defendió los valores de la cooperación (que llamaba simbiosis) frente a los de confrontación, y fruto de ello fue su libro La Simbiosis, una tendencia universal en el mundo de la vida, todos en Ediciones El Genal.
En sus últimos diez años, Paco Puche, se especializó en una problemática ambiental, la contaminación por el amianto, que estaba produciendo mucho daño y sobre la que se estaba haciendo casi nada. Pronto advirtió que en el centro de esta problemática estaba el fibrocemento, la uralita, fabricada con fibras de asbesto de amianto, sustancia tóxica y cancerígena que se había llevado por delante a cientos de personas en todo el mundo, y cuyo responsable último era el empresario Stephan Schmidheiny. Libró, junto con su compañera Isabel García (Isa), y los miembros de una plataforma malagueña de afectados, una dura batalla, denunciando en numerosos escritos (recopilados en el libro Paco Puche. Su lucha contra el lobby oculto tras el letal amianto editado por la federación malagueña de Ecologistas en Acción, en un entrañable homenaje que organizamos en el año 2017), y también en su libro Amianto, una epidemia oculta e impune. Su investigación, que alcanzó un amplia extensión internacional, obligándole a dar conferencias no sólo por España, sino también en países extranjeros, le condujo a desentrañar el papel de asociaciones como Avina y Ashoka, creadas por el lobby del amianto para cooptar movimientos sociales a través de subvenciones por actos ambientales, una actividad que Paco Puche denunció como filantrocapitalismo, pues en realidad se buscaba el lavado de cara (greenwashing como lo llaman) de una labor genocida, con un hipócrita interés ambiental.
Toda una gran trayectoria, que dejó muy alta la autoestima de la federación malagueña de Ecologistas en Acción. Se fue el hombre, pero permanece su alma, a través de nuestro recuerdo, su influencia social, y sus escritos, que estarán disponibles para la posteridad.
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