- Supondria la introduccion de una especie no autóctona en Doñana ademas de no estar incluida en el listado español de especies extiguidas del MITECO.
- El Puerto de Sevilla deberia estar desarrollando junto al resto de administraciones las recomendaciones del Comité de expertos sobre la recuperación del estuario del Guadalquivir, y no ser un escollo para su renaturalización.
- Esta situación indeseable condiciona para mal, todas las actividades socioambientales y económicas que precisan de un estuario ecológicamente sano, sin esos niveles de turbidez, como son la acuicultura, la cría de alevines que nutren los caladeros de peces del golfo de cádiz o la propia biodiversidad del estuario.
La introducción del Pelícano crestado en el bajo Guadalquivir obedece claramente a una operación de lavado verde del Puerto de Sevilla además ni siquiera se puede considerar una medida compensatoria adecuada ya que supondría la introducción de una especie no incluida en el Listado español de especies extinguidas del MITECO y la introducción de una especie no autóctona en Doñana.
En lugar de eso, el Puerto debería llevar ya años desarrollando, junto al resto de administraciones, las recomendaciones del comité de expertos sobre la recuperación del estuario del Guadalquivir que venían a decir:
Lo primero es la voluntad de los actores implicados, privados y públicos, de mejorar el estuario y su coordinación a la hora de intervenir o influir en el mismo. Entonces deberá trabajarse de forma conjunta para aumentar el aporte de agua dulce, aumentar la superficie de llanos mareales (que en cualquier caso es una tendencia natural debida a la subida del nivel del mar prevista como consecuencia del cambio climático) y otras propuestas de restauración como reconectar el Brazo de la Torre con el cauce principal, lo que mejoraría la simetría del cauce; junto con la ampliación del proyecto Doñana 2005 en Doñana.
Sin embargo, el Puerto sigue empeñado en sacar unos centímetros más de calado de cualquier manera en lugar de centrarse en la renaturalización del estuario, impulsando las actuaciones recomendadas, como son la ampliación de llanos mareales y la reconexión de los brazos del río con el cauce central.
Se convierte así en el principal escollo para la renaturalización del estuario al seguir apostando por un modelo de puerto incompatible con un estuario vivo, ha llegado el momento de decir basta de alteraciones y dejar de condicionar las actuaciones de renaturalización para impulsarlas de forma coordinada.
Sin éstas, el mantra del trabajo con la naturaleza que emplea el Puerto para publicitar sus actuaciones suena a mensaje vacío, la apuesta por proyectos vistosos, pero con poco respaldo de la comunidad científica como lo del pelícano, sólo aumenta la vacuidad de su propaganda, en vez de apostar por la conservación del Guadalquivir y por ende de Doñana.
Por tanto, si de verdad se desea trabajar con la naturaleza, lo primero que hay que hacer es llevar a cabo estas recomendaciones, que son la conclusión de un dilatado estudio en donde se han testado todas las variantes que afectan al estado y salud del estuario elaborado por el CSIC y la universidad.
Sin embargo, la Autoridad Portuaria apuesta por mantener el modelo de puerto actual, un puerto a 80 km de la costa pero de características marítimas, que claramente no sería viable de adoptarse las medidas de renaturalización por pérdida de calado, que probablemente se reduciría hasta imposibilitar el tráfico de buques mercantes y grandes cruceros, pero es que no hay otra si se quiere tener un estuario vivo, que mantenga las actividades socioeconómicas y ambientales que depende de ello.
La debida renaturalización implica dejar evolucionar el río de forma natural corrigiendo parte de las múltiples alteraciones que ha sufrido en el último siglo, para evitar, por ejemplo, las carreras de marea de gran potencia que generan los contínuos dragados y que derivan en un estuario turbio de escasa productividad biológica.
Esta situación indeseable condiciona para mal todas las actividades socioambientales y económicas que precisan de un estuario ecológicamente sano, sin esos niveles de turbidez, como son la acuicultura, la cría de alevines que nutren los caladeros de peces del golfo de cádiz o la propia biodiversidad del estuario.
Además de alterar los aportes de sedimentos a la costa que está ampliando el efecto de regresión de las playas del golfo de Cádiz, con importantes repercusiones sobre el turismo de estas playas.
En definitiva, desde Ecologistas en Acción se le viene transmitiendo al Puerto y al Ministerio de Transición Ecológica que asuman las conclusiones del informe Losada-Sanchez sobre la situación del estuario, que acometan la renaturalización recomendada como solución a su problemática y que, una vez hecho ésto, se decida que Puerto cabe en Sevilla, que probablemente no sea otro que un puerto fluvial de escaso calado pero que pueda mantener su funcionalidad mediante el uso de gabarras y ferries para la transferencia de mercancías y pasajeros, un Puerto que se adapten al río y no al contrario, como sigue pretendiendo.
La entrada Lavado verde, sobre la introducción del pelícano en el Guadalquivir aparece primero en Ecologistas en Acción.
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