Entramos en un nuevo año, 2024. Muchas historias de ciencia ficción publicadas durante el siglo XX, tanto novelas como películas, dibujan esta década de “los años 20” de este siglo de una forma bastante aterradora: agotamiento de la capa de ozono, pandemias, poder descontrolado de las corporaciones, máquinas que destruyen la belleza, la ternura y la solidaridad. Cuesta construir imaginarios esperanzadores a la vista de las noticias que recibimos a diario: genocidios, guerras, acumulación de poder, escasez de recursos, desigualdad, individualismo, crisis climática, contaminación, pérdida de biodiversidad.
Sin embargo, aquí estamos, aquí seguimos, y con nosotras todas las personas y demás seres vivos que demostramos con nuestra existencia que la vida es, la vida sigue, y mientras haya vida, y vida en colectivo, podemos construir otra manera de relacionarnos, con otros seres humanos y no humanos, basada en el respeto y en el amor, a quienes ya están aquí, a quienes estuvieron antes, y a quienes están por llegar.
Para ello, para seguir caminando y construyendo retales de resistencia, tejiendo futuros de dignidad, es fundamental compartir los sueños, y ponerlos en marcha. Con todas las dudas y muchos miedos, pero con el coraje que da saber que lo que hacemos lo hacemos con otras, y que tiene sentido. Así vamos construyendo brújulas colectivas para navegar en este océano de crisis interrelacionadas. Una muy valiosa es la Nueva Cultura de la Tierra, que con orgullo y esperanza presentamos este año que dejamos, fruto de los debates colectivos de los últimos 25. En siete ideas desarrolla los cambios en los imaginarios y en el modelo socioeconómico necesarios para alcanzar la justicia ambiental y social. Nos plantea los debates sobre cómo decrecer en la esfera material, construir equidad en común, mantener la biodiversidad, vivir del sol actual, cerrar los ciclos de materiales y poner la vida en el centro. No es una idea cerrada, sino una herramienta para repensar nuestro modo de vida, debatir, compartir y construir, siempre en colectivo. Y también una propuesta para transitar, porque tan importante como el destino al que queremos llegar, es el camino que recorremos y cómo lo hacemos.
Tomamos la séptima idea de la Nueva Cultura de la Tierra, la que nos sugiere que sumemos el cambio que veamos imprescindible más allá de los propuestos. En ella queremos situar en el centro la necesidad de la construcción de paz y el fin del genocio en Gaza. Frente a la complicidad de la Unión Europea y a su militarización, los grupos de todo el Estado de Ecologistas en Acción se han sumado a las protestas, denuncias y exigencias para poner fin a la limpieza étnica que está cometiendo el Estado de Israel. Y así es como empezamos el año nuevo, fortaleciendo resistencias y redes, construyendo la solidaridad internacional que contribuya a frenar la masacre, recuperar el territorio por parte de la población palestina y garantizar una vida digna y en paz.
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