En verde algunos de los proyectos fotovoltaicos que tramita la Generalitat Valenciana.
El aluvión de proyectos de instalación solar fotovoltaica que está cayendo en el País Valenciano es altamente preocupante. Y más si ellos se concentran en unas determinadas comarcas. Hasta 17 macroproyectos fotovoltaicos están planteados en Villena, en el Alto Vinalopó, con una potencia total de alrededor de 900 MW.
Si bien es innegable que las energías limpias contribuyen a la necesaria reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a la consolidación de un tejido productivo descabornizado, y por lo tanto que resultan imprescindibles en la transición energética en la que nos encontramos, no es menos cierto que cualquier cambio de modelo energético ha de efectuarse de forma ordenada. Energías renovables frente a la emergencia climática sí, pero ¿cómo? Desde luego, no de cualquier manera.
Una inadecuada o inexistente planificación de este tipo de proyectos puede suponer una pérdida de diversidad en los usos del suelo, una amenaza a la biodiversidad y una disminución de la calidad paisajística. Bajo el paraguas de la transición energética pueden esconderse, lo sabemos, tentaciones especulativas que pueden resultar una amenaza directa para el territorio. Y sí, lo sabemos, sobre todo en la País Valenciano: no resulta descabellado comparar el deterioro paisajístico que podría generar la rápida expansión de las plantas fotovoltaicas con el experimentado en el litoral mediterráneo por la proliferación de urbanizaciones…
Es por todo ello que debemos permanecer alerta a este tipo de proyectos, todavía con más razón cuando están proliferando de una manera inquietante. En este sentido, Ecologistes en Acció del País Valencià acaba de presentar alegaciones al anteproyecto de Instalación Solar Fotovoltaica (ISF) Benejama 1 (65 MW) y su infraestructura de evacuación, así como a su Estudio de Impacto Ambiental.
En primer lugar, dicho anteproyecto no tiene en cuenta los efectos sinérgicos, cuando numerosos proyectos similares están siendo tramitados en la comarca del Alt Vinalopò, y algunos de estos por cierto muy cerca de lo que sería Benejama 1. Además, en la documentación presentada se omiten terrenos de alto valor ecológico que sí se verían afectados por el proyecto, lo cual entra en contradicción con la Declaración Estratégica Ambiental del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030; según este plan, el despliegue de instalaciones de energías renovables en el territorio se realizarán preferentemente sobre suelos degradados y poco aptos para el cultivo. De hecho, los casi 120 ha que ocuparía la planta solar están ahora ocupados por cultivos de secano, olivos y por viñedos.
Esta degradación del suelo agrícola tendría un impacto severo sobre las aves esteparias y en especial sobre el cernícalo primilla por la destrucción de su hábitat. Las aves esteparias son consideradas las más amenazadas a nivel europeo, y la modificación del hábitat agrario tiene una fuerte incidencia en la avifauna esteparia. Concretamente este proyecto, si se llevara a cabo, tendría un impacto muy alto sobre el cernícalo primilla, ave rapaz que desapareció de las tierras valencianas en los años 90 del pasado siglo y que ha sido reintroducida con un exitoso Plan de Recuperación.
De hecho, aunque la ISF Benejama no ocupa ninguna ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), las parcelas bordean el límite de la ZEPA “Els Alforins”, y se encuentran a tan solo 50 metros de la colonia de cernícalo primilla ubicada en la ladera del embalse de San Diego y a 240 metros de la colonia de la Casa de San Rafael. A este respecto, el proyecto afecta a terrenos incluidos en la Zona Periférica de Protección (ZPP) delimitada en el borrador de las Normas de Gestión de la ZEPA, las cuales deberían ser tenidas en cuenta de forma cautelar mientras esas Normas no sean firmes. Pero el daño a la biodiversidad, y especialmente a las aves, no acabaría aquí: la línea de alta tensión que evacúa la energía eléctrica mediante un tendido aéreo de decenas de km que uniría las subestaciones Benejama Colectora y Benejama Generación en el término de Beneixama, sí afecta a un corredor para la conectividad territorial entre la ZEPAs Sierra de Salinas y Almela-Moratillas y la ZEPA-LIC Els Alforins. Aquí también falla el Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) al no tener en cuenta este corredor o conector ecológico.
Que estamos ante una iniciativa poco, o más bien nada, cuidadosa con el medio ambiente también se puede apreciar en otros “detalles” del proyecto: el EsIA no evalúa el consumo de agua que precisa la limpieza periódica de los paneles fotovoltaicos; afirma erróneamente que el cambio de usos del suelo supondría un ahorro del consumo de agua, pasando por alto que los cultivos existentes son de secano; y finalmente omite el preceptivo estudio de riesgos debido a la proximidad de la Balsa de San Diego de la ISF y la consideración de la existencia de un “Plan de Emergencia y Evacuación” de esa Balsa.
No pretendemos oponernos a las instalaciones solares fotovoltaicas, pero sí al modelo de macroplantas solares, en lugar de instalaciones más pequeñas de energía distribuida y repartidas por todo el territorio valenciano. No podemos dejar que la Administración dé luz verde a proyectos que contribuyen, contrariamente a lo que afirman sus promotores, a la destrucción del medioambiente.
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