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El reciclaje no siempre es la mejor solución

Ecologistas en Acción del País Valenciano acaba de presentar cinco alegaciones a la solicitud de modificación sustancial de la Autorización Ambiental Integrada, otorgada a la Compañía Valenciana de Aluminio Baux SL (CVAB), para unas instalaciones ubicadas en Segorbe (Castellón). La empresa, propiedad de la multinacional americana Jupiter Aluminium Corporation, dedicada a la producción de aluminio en bobinas a partir de chatarra, ha solicitado la modificación para la instalación de un nuevo horno de aluminio que aumentaría la producción total en 20.000 toneladas, con los consiguientes impactos en consumos, contaminación, posibles vertidos, etc.

En primer lugar, Ecologistas alega que los valores límite de emisión propuestos en el proyecto, tanto para los antiguos hornos de fusión, como para el nuevo, no coinciden con los propuestos en el documento de conclusiones sobre las Mejores Técnicas Disponibles, ya para el caso de las partículas, como para el de los compuestos orgánicos. Las autoridades competentes deben fijar límites de emisión que garanticen que, en condiciones normales de funcionamiento, las emisiones no superen los niveles asociados a las mejores técnicas disponibles tal y como se exponen en el documento de conclusiones.

En segundo lugar, el Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) no valora los impactos del proyecto en el incremento en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Esa instalación debería tener una autorización administrativa de derechos de emisión de GEI, ya que, con la instalación del nuevo horno, las emisiones de dióxido de carbono ascenderían a más de 25.000 toneladas, y en el caso de superar ese umbral, esa instalación pasaría dejaría de ser considerada como “pequeña instalación”. Además, en la situación de emergencia climática es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55 % en 2030 para poder cumplir los objetivos del Acuerdo de París de 2015, no aumentarlas.

En tercer lugar, no se establecen cantidades máximas de impropios en las chatarras que se pretenden fundir en el nuevo horno. Según el propio proyecto, la modificación “está dirigida a poder aumentar la utilización, como materia prima, de chatarras con menor calidad”. Además, se pretende “aprovechar los combustibles que vienen con la chatarra”. Dado que las chatarras de menor calidad vendrán acompañadas de impropios y contendrán pinturas, lacados, plásticos, etc., la convierten en una instalación de coincineración de residuos.

No es aceptable ni suficiente el único control que se establece a la chatarra entrante a las instalaciones, un muestreo visual, según comentarios del promotor, para detectar materiales no deseables, así como material de hierro.

En cuarto lugar, la CVAB no ha presentado en la documentación de la solicitud de modificación sustancial, el preceptivo estudio sobre la situación de contaminación del suelo.

Según el Estudio de Impacto Ambiental, se utilizan en la empresa grandes cantidades de sustancias peligrosas, tales como: gasóleo B, Quakeral W4, Disolvente aplanado (BESPRUB 50) y Tetradecano (PETREPAR n-C14). Además, según el proyecto existen cuatro depósitos exteriores: un depósito subterráneo de residuos de grasas depuradas de 5.000 l, un depósito de gasóleo de 4.990 l de capacidad, un depósito de taladrina usada de 30.000 l de capacidad y otro de tetradecano de 30.000 l de capacidad.

La normativa exige que se requiera un informe base sobre la situación de contaminación del suelo con anterioridad de comenzar la explotación de la instalación o antes de la actualización de la autorización, como es en este caso.

Sería interesante contar con informes realizados por entidades acreditadas sobre la estanqueidad de los cuatro depósitos citados anteriormente, para prevenir fugas y derrames de esas sustancias peligrosas y la posible contaminación de las aguas subterráneas y del suelo.

Y, por último, en quinto lugar, en la instalación no se adoptan las necesarias medidas preventivas para evitar el incendio de los depósitos de sustancias combustibles o la intervención para reducirlo.

Recientemente, el pasado 3 de abril ha tenido lugar un incendio en una planta de elaboración de laminación de aluminio, en el barrio de San Gabriel de Alicante, en Aludium, similar a una parte de las instalaciones de CVAB en Segorbe, con un grave incidente que ha supuesto el incendio de un tanque de 40.000 litros de aceite, en donde han tenido que intervenir los bomberos del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento del Ayuntamiento de Alicante (SPEIS), ya que las medidas existentes en esa instalación no eran suficientes.

Si esto pasara en las instalaciones de CVAB en Segorbe, se reconoce que “Estas aguas de extinción contaminadas podrían llegar al Barranco de Rovira, perteneciente a la Confederación Hidrográfica del Júcar y causar una contaminación por el arrastre de partículas peligrosas solubles en agua.” Ese barranco es tributario del Río Palancia, en cuyo curso medio está enclavado el Lugar de Importancia Comunitaria ES5232003 “Curs mitjà del riu Palància”, con cinco hábitats de interés comunitario y dos especies incluidas en el artículo 4 de la Directiva de Aves y en el Anexo II de la Directiva hábitats (martín pescador y el pez ciprínido bermejuela). En la confluencia del Barranco de Rovira y el Río Palancia en el término de Soneja se halla la zona recreativa de las Fuentes de alto valor ambiental, con álamos espectaculares.

Al ser una fundición de aluminio cuya materia prima es chatarra lacada principalmente, estas aguas podrían arrastrar restos de escorias salinas, con alta solubilidad en agua, y llegar al Barranco de Rovira y causar un impacto ambiental a la fauna y flora del Río Palancia.

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