Se anuncia para El Musel un nuevo macroproyecto gasístico, un proyecto que de nuevo crea falsas ilusiones, que cuando la realidad se imponga generará frustración y que terminará culpabilizando a quienes —desde la racionalidad y la coherencia— tomen la única decisión posible: la inviabilidad del mismo.
En primer lugar, y en lo que respecta a la estación de nuevos grupos de gas, es totalmente contraria a la realidad del sector, con graves problemas de rentabilidad en las plantas existentes, «negociando» un nuevo rescate, la hibernación o cierre de las mismas o nuevos pagos por capacidad «como respaldo» de la instalación renovable, situación que se ha agravado, ya que a pesar de que tuvieron una recuperación en el momento de cierre de las centrales térmicas de carbón, la realidad es que –a pesar de la recuperación de la demanda, tras el descenso durante el confinamiento en 2020– durante los seis primeros meses del año 2021, ha vuelto a bajas tasas de usos –del orden del 12 % de su capacidad–, por lo que añadir una nueva planta supondría tener más instalaciones ociosas y un incremento del precio de la energía eléctrica tratando de recuperar las inversiones, todo lo contrario de lo que Asturies y España necesita.
Utilización de Soto Ribera V 1/1/2021 – 13/04/2021.- 5,8 %
En segundo lugar, la opción de generación de hidrógeno a partir de gas natural es contraria a lo que se ha aprobado por parte del Consejo de Ministros a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en la Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable, el único coherente con el Pan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030; así como la Estrategia a Largo Plazo 2050, que contempla el hidrógeno renovable como uno de los principales vectores para descarbonizar diversos sectores económicos.
Con respecto a la captura de carbono, decir que es una tecnología, que sin entrar en temas ambientales, ya ha sido planteada en nuestro país, y en toda Europa con anterioridad, sin que se hayan resuelto ninguno de sus principales retos: desde el coste económico, hasta lograr almacenamientos geológicos con suficientes garantías. Con proyectos de investigación como los que ya pusieron en marcha en Asturies por empresas como HUNOSA, y que todos ellos fueron abandonados.
Esperemos que por parte de las organizaciones políticas, empresariales o sindicales asturianas que se imponga la cordura, y entiendan que esta no es la salida para la economía asturiana y mucho menos para su industria.
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